11.23.2010

Shakira El ombligo de Barcelona

Shakira se encarama a la fuente de Pla de Palau, el 18 de agosto.
¿Dónde vive Shakira? ¿En su Barranquilla natal, de donde salió a golpes de cadera para convertirse en estrella planetaria? ¿En Miami, donde huye de la fama como otros colegas (Alejandro Sanz, David Bisbal...)? ¿En Uruguay, en la República Dominicana, en las Bahamas, donde tiene propiedades? ¿En Barcelona, donde ha repetido la visita casi tantas veces como sus estribillos? ¿En Bellaterra, donde ha alquilado una casa durante medio año, adornándola a su gusto -esto es, tapizando el jardín con césped artificial-?


¿Dónde vive esta artista en continuo movimiento? Difícil saberlo; aunque está claro que la capital catalana es uno de sus refugios. Cualquier excusa le sirve para acercarse a esta orilla del Mediterráneo: el rodaje de un vídeoclip o un anuncio, un concierto, una visita a los amigos o a la familia lejana... «Me encanta Barcelona», dijo a este diario durante la grabación del videoclip Loca, que puso la ciudad patas arriba
La colombiana actuará mañana en el Sant Jordi. Podría hacer como muchas otras estrellas: llegar, cantar, cenar, dormir y largarse camino de otra parada de la gira. Ella, en cambio, tiene más cosas que hacer además de presentar el nuevo disco e interpretar sus clásicos. Así que probablemente exprima los dos días de asueto de que disfrutará hasta el show de Montpellier del viernes.
Mañana presentará el anuncio navideño de Freixenet de este año, en el que se convertirá en la burbuja de la firma de cavas. El espot, que dirige su íntimo Jaume de la Iguana (el mismo que coordinó Loca), se rodó la semana pasada y solo falta editarlo. En la cinta brinda en catalán, el idioma de sus antepasados (procedentes, por vía materna, de Ripoll, población que además es el segundo apellido de la artista, cuyo nombre es Isabel Mebarak Ripoll). Hay otro vínculo que la ha unido con Barcelona. Lucila, una de sus dos hermanastras (fruto de un matrimonio anterior de su padre, en el que tuvo nueve vástagos), vivió hasta hace ocho años en Barcelona. La otra, Patricia, está afincada en Valencia.
En el Hotel W, donde residió durante dos meses mientras rodaba Loca, se sintió tan a gusto que decidió montar una fiesta tras el concierto del Sant Jordi con su gente (80 personas) y 10 ricos fans, capaces de pagar entre 1.400 y 1.700 euros por compartir el sarao con ella tras verla en el concierto y dormir luego en una de las mejores habitaciones del establecimiento.
Quizás esta noche, o mañana, acuda al Coppelia, su bar de referencia en el Born. O al Passadís del Pep, también en el barrio de la Ribera. O al chiringuito de Escribà, en la playa del Bogatell.
400 euros de multa
Shakira es tan barcelonesa que colecciona multas de la Guardia Urbana. A su nombre constan dos, registradas en un mismo expediente con fecha del 18 de agosto; una por circular en moto sin casco y otra por bañarse en una fuente pública. Lo hizo durante el rodaje de Loca, sin haber pedido permiso, motivo de la tercera sanción; las tres ascienden a 400 euros. La cantante también está involucrada en otras dos, anteriores a las del día 18, ya que circulaba en un coche con cristales ahumados y su chófer no tenía el permiso correspondiente.
Los castigos no han resquebrajado su amor por la ciudad. La diva aseguró a este diario, tras un concierto en Nueva York en septiembre: «Pagaré, a ver si no molestan más». Y se rió.

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