Shakira todavía está esperando a que el Ayuntamiento de Barcelona le envíe la multa por haber circulado sin casco por la avenida de Joan de Borbó y haber chapoteado con sus fans en la fuente de Pla de Palau el pasado 18 de agosto. Ambos actos incívicos se produjeron durante el rodaje del videoclip Loca, que tampoco tenía permiso. La cantante está dispuesta a pagar la sanción, que asciende a unos 400 euros, tal y como avanzó a este diario en septiembre, pero no ha recibido ninguna notificación porque esta todavía se está tramitando en las oficinas municipales.
La razón del retraso no tiene que ver con el hecho de que la infractora sea una celebridad mundial que ha cantado a los cuatro vientos su amor por Barcelona. Al tratarse de una multa basada en las imágenes que captó este diario (a lomos de una Harley por la Barceloneta) y algunos paparazis (baile y baño en la fuente, también disponible en Youtube), el proceso sancionador es más lento.
Si la hubiera cazado un guardia urbano, cuya versión siempre tiene presunción de veracidad, la cantante ya habría tenido la multa en su poder hace meses. En este caso, hay que redactar un fundamento jurídico en base a las imágenes.
Ajena a sus problemas con la Guardia Urbana, Shakira aterrizó ayer en Bilbao en su avión privado procedente de Lisboa apenas tres horas antes de actuar. Luego voló a Barcelona, donde esta noche actuará en un Sant Jordi lleno tras haber presentado el anuncio que rodó en Terrassa el sábado pasado para la campaña navideña de Freixenet
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