¿Qué tiene Shakira de usted?
Mi impulso creativo: desde muy niña, ella me veía dándole a la máquina de escribir para crear artículos, poemas, cuentos...
¿Y eso se le pegó a ella?
Sí, ella era muy precoz y me leía, y a los cuatro años escribió su primer poema: La rosa de cristal. Y a los nueve años mi hija tenía ya escritas 19 letras de canciones, y empezó a cantarlas en Barranquilla...
¿De qué estilo?
Baladas. Siempre cantaba tres baladas y una canción árabe.
¿Y lo de la canción árabe?
De niña la llevaba a restaurantes libaneses, y allí algo aprendió...
¿Y qué tiene Shakira de la madre?
Su agilidad mental y su disciplina. Shakira traía las notas del colegio y Nidia siempre le decía: “¡Tú puedes sacar mejor nota la próxima vez, hija, esfuérzate!”, y así la estimulaba.
¿Su esposa, Nidia Ripoll, es de ascendencia catalana?
Su bisabuelo Ripoll emigró de Catalunya a Colombia, pero no sabemos mucho más.
¿Cómo conoció a su esposa?
Hace 38 años: ella trabajaba en la empresa de un amigo, y un día vi el viento pegando sus faldas a las piernas, y me enamoré. Y pensé: “Ahora se acabó tu tranquilidad, William...”, porque yo entonces era un hombre casado. Y cuando consolidamos nuestra relación, nació nuestra hija Shakira.
¿Qué significa Shakira?
Según como se pronuncie, “llena de gracia” en árabe y “diosa de luz” en hindú. Lo escogió mi esposa, lo vio en una revista: creo que así se llamaba la pareja de Michael Caine.
¿Y de dónde sacó Shakira lo de cantar?
Yo siempre he cantado, de todo. En mi familia ha gustado mucho la música, mi madre tocaba piano, mi padre la flauta...
¿Quiso ser usted ser cantante?
¡No! Yo intenté ser religioso, ser sacerdote.
¿Y eso?
Por influencia de los hermanos de La Salle con los que estudié.
¿Y qué pasó?
Que mi padre se asustó: él no tenía hermanos varones, y yo sólo tenía un hermano muy pequeño, y mi padre tuvo pánico de que se perdiese su apellido, Mebarak.
¿Libanés?
Sí, mi padre nació en Colombia, hijo de emigrantes libaneses, igual que mi madre. Y se le había muerto su primer hijo, de bebé, por lo que me crió muy protegido.
¿Y qué hizo su padre?
Me cambió de colegio, empecé a conocer chicas... ¡y eso acabó con mi vocación! Entonces quise ser escritor y médico, pero tuve una juventud muy alocada, la verdad...
¿Alocada?
Motos, coches, copas, juerga, chicas... Me avergüenza decir que fui muy inestable.
¿Y cuándo sentó la cabeza?
En el momento en que nació mi primer hijo, William. Sentí una transformación interior. Entonces pude decirle a mi padre: “Aquí te doy un heredero”. Me estabilicé y empecé a trabajar en radio, en prensa...
Como el periodista que ha sido, ¿cómo ve hoy el mundo?
Conozco bien el mundo latinoamericano y le diré que allí la gran lacra es la corrupción, que corroe los recursos de esos países. ¡Es prioritario combatirla!
Nacido el primero, tuvo más hijos...
Sí, después de William tuve siete hijos más, con mi primera esposa. Por desgracia, el mayor murió de joven en un accidente, conduciendo su automóvil... Le arrollaron... Hace muchos años, pero aún lloro cuando pienso en ello... Hoy tendría 52 años.
Ahora será usted abuelo…
Ya he tenido trece nietos, pero me ilusiona mucho este nieto que llega a finales de este mes. Por eso mi mujer y yo estamos en Barcelona, encantados.
¿Cómo le gustaría que se llamase el pequeño?
A mis hijos varones siempre les he puesto una W en el primer o el segundo nombre.
¿Se la pondría también a su nieto?
¡No, en todo caso tendría que ser una G, como la de Gerard de su padre, ja, ja...!
¿Está ya decidido el nombre del niño?
Sí, está decidido, pero eso deben decirlo sus padres, no yo.
¿Qué supuso para usted el nacimiento de su hija Shakira?
Yo tenía 46 años y me cambió la vida: ella empezó a cantar muy pronto, con 16 años ya era estrella absoluta en Colombia con sus canciones..., y yo he estado a su lado siempre. Nos compenetramos mucho.
Le gustará a usted el fútbol...
¡Jugué a fútbol de joven! Y a béisbol y lancé jabalina y salté longitud... ¡Y hoy soy del Barça, por supuesto!
¿Qué enseñanza le gustará transmitirle a su nieto Piqué Mebarak?
Practica un deporte... como el fútbol, ¡y fíjate siempre en los pasos de tu padre! Y estudia, y elige luego alguna carrera que te guste. Y sé siempre un hombre honrado, correcto, honesto. Ah, y ten en tu vida una sola adicción: sé adicto a la verdad.
¿Su esposa, Nidia Ripoll, es de ascendencia catalana?
Su bisabuelo Ripoll emigró de Catalunya a Colombia, pero no sabemos mucho más.
¿Cómo conoció a su esposa?
Hace 38 años: ella trabajaba en la empresa de un amigo, y un día vi el viento pegando sus faldas a las piernas, y me enamoré. Y pensé: “Ahora se acabó tu tranquilidad, William...”, porque yo entonces era un hombre casado. Y cuando consolidamos nuestra relación, nació nuestra hija Shakira.
¿Qué significa Shakira?
Según como se pronuncie, “llena de gracia” en árabe y “diosa de luz” en hindú. Lo escogió mi esposa, lo vio en una revista: creo que así se llamaba la pareja de Michael Caine.
¿Y de dónde sacó Shakira lo de cantar?
Yo siempre he cantado, de todo. En mi familia ha gustado mucho la música, mi madre tocaba piano, mi padre la flauta...
¿Quiso ser usted ser cantante?
¡No! Yo intenté ser religioso, ser sacerdote.
¿Y eso?
Por influencia de los hermanos de La Salle con los que estudié.
¿Y qué pasó?
Que mi padre se asustó: él no tenía hermanos varones, y yo sólo tenía un hermano muy pequeño, y mi padre tuvo pánico de que se perdiese su apellido, Mebarak.
¿Libanés?
Sí, mi padre nació en Colombia, hijo de emigrantes libaneses, igual que mi madre. Y se le había muerto su primer hijo, de bebé, por lo que me crió muy protegido.
¿Y qué hizo su padre?
Me cambió de colegio, empecé a conocer chicas... ¡y eso acabó con mi vocación! Entonces quise ser escritor y médico, pero tuve una juventud muy alocada, la verdad...
¿Alocada?
Motos, coches, copas, juerga, chicas... Me avergüenza decir que fui muy inestable.
¿Y cuándo sentó la cabeza?
En el momento en que nació mi primer hijo, William. Sentí una transformación interior. Entonces pude decirle a mi padre: “Aquí te doy un heredero”. Me estabilicé y empecé a trabajar en radio, en prensa...
Como el periodista que ha sido, ¿cómo ve hoy el mundo?
Conozco bien el mundo latinoamericano y le diré que allí la gran lacra es la corrupción, que corroe los recursos de esos países. ¡Es prioritario combatirla!
Nacido el primero, tuvo más hijos...
Sí, después de William tuve siete hijos más, con mi primera esposa. Por desgracia, el mayor murió de joven en un accidente, conduciendo su automóvil... Le arrollaron... Hace muchos años, pero aún lloro cuando pienso en ello... Hoy tendría 52 años.
Ahora será usted abuelo…
Ya he tenido trece nietos, pero me ilusiona mucho este nieto que llega a finales de este mes. Por eso mi mujer y yo estamos en Barcelona, encantados.
¿Cómo le gustaría que se llamase el pequeño?
A mis hijos varones siempre les he puesto una W en el primer o el segundo nombre.
¿Se la pondría también a su nieto?
¡No, en todo caso tendría que ser una G, como la de Gerard de su padre, ja, ja...!
¿Está ya decidido el nombre del niño?
Sí, está decidido, pero eso deben decirlo sus padres, no yo.
¿Qué supuso para usted el nacimiento de su hija Shakira?
Yo tenía 46 años y me cambió la vida: ella empezó a cantar muy pronto, con 16 años ya era estrella absoluta en Colombia con sus canciones..., y yo he estado a su lado siempre. Nos compenetramos mucho.
Le gustará a usted el fútbol...
¡Jugué a fútbol de joven! Y a béisbol y lancé jabalina y salté longitud... ¡Y hoy soy del Barça, por supuesto!
¿Qué enseñanza le gustará transmitirle a su nieto Piqué Mebarak?
Practica un deporte... como el fútbol, ¡y fíjate siempre en los pasos de tu padre! Y estudia, y elige luego alguna carrera que te guste. Y sé siempre un hombre honrado, correcto, honesto. Ah, y ten en tu vida una sola adicción: sé adicto a la verdad.
Al viento y al azar
Shakira es hija del señor Mebarak, un señor muy vivido, con muchas peripecias laborales –ha sido locutor, joyero, visitador médico, comerciante, agente de seguros, profesor…– y personales que le dan una visión muy comprensiva de la existencia humana. Me confiesa una intensa conexión psicológica con su hija Shakira, que a su vez confiesa sentir devoción por él: por eso la cantante ha decidido convertirse en editora y prologuista de un libro de su padre, Al viento y al azar (Planeta), compendio de relatos y poemas que resumen la filosofía de un hombre que ama la vida. Me llama la atención la mezcla de ternura e inteligencia de la mirada de su esposa, la mamá de Shakira.
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