Cuando Shakira cumplió sus 15 años fue modestísima. A su fiesta apenas asistieron padres, hermanos, sus músicos y como único invitado quien escribe, pero comisioné a Lourdes (mi esposa), que en ese entonces era mi novia, para que me representara, porque la noche de su fiesta yo viajaba a España.
Antes de partir le dije en el aeropuerto a Lourdes: “de la fiesta tráete un recordatorio, lo que encuentres. Debemos conservarlo, porque ella será figura mundial, te acordarás de mí”. Y el recordatorio que me entregó, cuando regresé de España, era una servilleta de papel con un pequeño logotipo que decía: ¡Shakira, magia musical!
Con el curso de los años he meditado qué hacer con esta servilleta, porque a lo mejor ella la quiera para su álbum de recuerdos, uno de sus coleccionistas o yo me quede con ella.
Como una primicia mundial, hoy en estas notas en su honor publicamos la foto de la servilleta. Y de paso me alabo por tener la visión desde ese entonces de que Shakira sería la número uno en el mundo.
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